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19 mar 2010

Pobreza, alimentación y tecnología

Nosotros, Jefes de Estado y de Gobierno, o nuestros representantes, reunidos en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación por invitación de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, reafirmamos el derecho de toda persona a tener acceso a alimentos sanos y nutritivos, en consonancia con el derecho a una alimentación apropiada y con el derecho fundamental de toda persona a no padecer hambre.
Prometemos consagrar nuestra voluntad política y nuestra dedicación común y nacional a conseguir la seguridad alimentaria para todos y a realizar un esfuerzo constante para erradicar el hambre de todos los países, con el objetivo inmediato de reducir el número de personas desnutridas a la mitad de su nivel actual no más tarde del año 2015.
Consideramos intolerable que más de 800 millones de personas de todo el mundo, y en particular de los países en desarrollo, no dispongan de alimentos suficientes para satisfacer sus necesidades nutricionales básicas. Esta situación es inaceptable. Los suministros de alimentos han aumentado considerablemente, pero los factores que obstaculizan el acceso a ellos y la continua insuficiencia de los ingresos familiares y nacionales para comprarlos, así como la inestabilidad de la oferta y la demanda y las catástrofes naturales y de origen humano, impiden satisfacer las necesidades alimentarias básicas
Declaración de Roma – Cumbre Mundial de la Alimentación – Noviembre 1996
Desconocemos cuanto se esforzaron nuestros líderes en pos de lograr este objetivo, pero una cosa es cierta, se avisora una total imposibilidad de lograrlo: en el 2009 la FAO informó que la cifra de desnutridos, lejos de disminuir, había trepado a 1.020 millones.
El mundo aún tiene capacidad para producir alimentos para todos: la disponibilidad de alimentos per capita creció los últimos 20 años un 15%. El problema se centraliza entonces en la distribución equitativa de los alimentos y de los fondos necesarios para adquirirlos: los pobres no tienen el dinero para comprar alimentos. Así mientras en los países desarrollados, una alimentación excesiva y fuera de control, provoca que más del 50% de su población padezca de sobrepeso, en los países más pobres del África Subsahariana la población que padece hambre llega a superar el 30% y en nuestra América Latina y el Caribe pisa el 10%.Este es el reto al que los tecnólogos de alimentos nos enfrentamos: producir alimentos económicamente asequibles, con alto valor nutricional, que permitan su distribución sin que su calidad se vea afectada y que lleguen a todo aquel que lo necesite en condiciones de total inocuidad para su salud. Lógicamente que no debe dejarse de lado el hecho cultural, social y de satisfacción personal que significa consumir un alimento saludable, sabroso, vistoso, en ocasiones novedoso, exótico o llamativo pero nunca debemos olvidar que, ante todo, es un derecho del que ningún ser humano puede ser privado

Fuentes consultadas:
Cuadro de Datos de la Población Mundial, Population Reference Bureau, 2009
Declaración de Roma sobre la Seguridad Alimentaria Mundial, 1996
El hambre ante la Crisis, FAO, 2009

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